Cornel West: luchemos contra la mercantilización de nuestras vidas

El filósofo y activista Cornel West analiza la elección presidencial y nos explica por qué una perspectiva socialista democrática es necesaria para superar el capitalismo y construir una mejor sociedad.

Cornel West es hoy por hoy una de las voces más elocuentes y más provocadoras de la izquierda estadounidense. Académico de la Harvard Divinity School, inició su vida política durante las manifestaciones en favor del Movimiento por los Derechos Civiles para posteriormente convertirse al cristianismo radical desde donde daría el salto hasta llegar a ser un socialista y aliado del Partido de las Panteras Negras.

Sin embargo, su carrera va más allá del simple hecho de ser un filósofo y activista de izquierda que ha participado en colaboraciones musicales con artistas tales como Prince y Talib Kweli y que ha aparecido en algunas de las películas de The Matrix. También ha desarrollado una carrera en las comunicaciones conduciendo numerosos programas de radio y recientemente el podcast The Tight Rope junto con Tricia Rose.

En esta conversación concedida a Grace Blakeley para su podcast A World to Win, Cornel West analiza la elección presidencial de Estados Unidos, el movimiento Black Lives Matter, y la importancia que tiene la espiritualidad para la política radical.


GB

En una reciente entrevista usted dijo que “frente al gánster neofascista que habita en la Casa Blanca tenemos que ser parte de una coalición antifascista”. ¿Cree que se pueda llevar a cabo una coalición anti-Trump que sea exitosa? ¿Y cree que la presidencia de Biden ofrecerá algo acorde al cambio que el país necesita en este momento?

CW

Tenemos que ser consistentes en nuestra crítica al imperio del capitalismo, del patriarcado, de la homofobia, de la transfobia, de la supremacía masculina y la supremacía blanca. Y para ello debemos aferrarnos a nuestra integridad intelectual y a nuestro coraje político y decir no solo la verdad sobre Donald Trump, el neofascista, el gánster, sino también sobre sus colaboradores y facilitadores, pues está llevando al país hacia un fascismo genuino: desprecio total de la ley, el gobierno del gran militarismo, el gobierno del gran dinero, Wall Street y Silicon Valley. Trump está aplastando a los trabajadores, marginando a las mujeres, culpando de los problemas internos del país a los mejicanos, musulmanes, judíos, negros, mulatos y a los indígenas.

Con respecto a la segunda pregunta, pienso que Biden sí puede detener el rápido avance hacia el fascismo, lo que es muy importante, sin embargo, su gobierno neoliberal no dejará de estar vinculado a Wall Street, al capital, al militarismo, a Africom; seguirá atado a políticas profundamente reaccionarias en el Medio Oriente con Netanyahu, etc. No queremos ser ingenuos sobre lo que puede hacer Biden. No queremos ilusionarnos simplemente por tener al frente a un horrendo Frankenstein fascista como Trump. Así que estamos entre la espada y la pared, que es donde la izquierda ha estamos en los últimos cincuenta años.

GB

Una reciente encuesta realizada por CNN muestra que el apoyo al movimiento Black Live Matter ha caído desde junio. Un 55% aún apoya la protesta, pero ha descendido desde el 67% de aprobación que tenía en ese entonces. ¿Le preocupa? ¿Cree que la cifra se pueda revertir o es todo parte de la estrategia de Trump?

CW

Creo que es parte de la estrategia de Trump. Todo este ataque al movimiento Black Live Matter  busca caracterizarlo como un movimiento terrorista, como un movimiento de odio. Y lograr que cayera el apoyo es una señal de éxito. Esto nos demuestra que el movimiento constituye realmente una amenaza sustantiva hacia el statu quo, no solo a la policía que abusa de su poder y asesina a ciudadanos, sino que lo conecta con la crítica al poder que tiene Wall Street, y a los crímenes de Wall Street. Lo relaciona con la crítica al poder del Pentágono, y a los crímenes del Pentágono. En ese sentido, la intensidad del ataque es un signo de hasta qué punto el movimiento constituye una amenaza real al poder establecido. Y pienso que es allí donde quizás queremos estar. Solo tenemos que contrarrestar aquellas mentiras con verdades y crear algún tipo de movimiento, de instituciones, de periódicos y también de individuos desde las bases que generen el contrapeso.

GB

Quisiera saber qué opina de la pandemia. De acuerdo a una encuesta hecha por NPR, la pandemia está profundizando la brecha de la riqueza en términos raciales. Sesenta por ciento de los hogares negros, 72 por ciento de hogares latinos y 55 por ciento de hogares de los pueblos originarios han enfrentado serios problemas de financiamiento desde que comenzó; en contraste, solo un 36 por ciento aproximado de hogares blancos. Sabemos que la crisis del desempleo, la crisis de los desalojos, como también la sobrecarga de la enfermedad, la han padecido con mayor fuerza los latinoamericanos y los negros. La pregunta, entonces, es cómo se pueden organizar las personas para salir de esta crisis que es profunda y generalizada.

CW

Precisamente por esto es que debemos tener una crítica dirigida hacia el sistema y tener enfoques alternativos y modos de ser que den sustento a nuestra resiliencia de cara al sistema. Mientras mantengamos luchas aisladas, mientras permanezcamos en nuestros reductos y nos encerremos en nuestros propios espacios sin solidarizar, no tendremos alternativa alguna.

Sabemos lo fácil que es hacer de la raza y del género un fetiche identitario y no lograr conectar a aquella identidad con una crítica al sistema capitalista depredador, lo que nos permitiría reconocer hasta qué punto debemos solidarizar fuertemente con el trabajador, con el pobre. No debemos aislar aquellas identidades porque perdemos de vista la integridad y la consistencia de nuestra crítica al capitalismo que nos devora.

GB

Usted ha tenido una vida y carrera como filósofo, activista, intelectual de masas, artista y figura moral para el país que ha sido increíblemente vasta. Obviamente dedica su carrera como escritor en la academia, estudiando y enseñando filosofía y teología. ¿Qué lo motivó a querer estudiar estos grandes temas?

CW

Provengo de una familia muy cariñosa. El mayor honor que he tenido es ser el segundo hijo de Irene y Clifton West. Nunca seré ni la mitad del ser humano que fue mi padre, quien falleció hace ya veintiséis años. Mi madre aún vive, ochenta y ocho años de juventud, con una escuela primaria que lleva su nombre. Ella y mi padre entregaron mucho amor y apoyo, lo cual me liberó, pues fui bastante pendenciero a medida que crecía. Siempre me estaba peleando con alguien. Me expulsaron de la escuela por golpear a un chico que se rehusó a saludar la bandera. Mi tío abuelo fue linchado y envuelto en una, por eso para mí la bandera estaba asociada con un hecho muy horrendo y despiadado.

Para cuando me interesé en cultivarme intelectualmente, ya tenía mis raíces en la iglesia, y por eso siempre me he sentido más como un cristiano revolucionario en el legado de Martin Luther King y Fannie Lou Hamer, lo que me llevó a colaborar de manera cercana con el partido de las Panteras Negras, pues ya albergaba una crítica hacia el capitalismo, y una crítica al imperio, y una crítica a la homofobia y al patriarcado: temas que discutíamos en las sedes de las Panteras Negras.

En ese entonces enseñaba en el Programa Breakfast. También enseñaba en la cárcel, en la Cárcel Norfolk donde estuvo preso Malcolm X. Nunca me pude unir al partido porque yo era cristiano y ellos eran profundamente seculares. Pero nunca hubo problemas con eso. Ellos tenían fuertes críticas hacia la iglesia y puedo entender el porqué. Pero yo tenía mi propio entendimiento acerca de Dios y Jesús y la lucha y la revolución. Así que nos mantuvimos muy cercanos, pero nunca me uní a ellos.

Luego ingresé a la universidad y me vi expuesto a una enorme ola de ideas y a un ambiente de mucha reflexión intelectual. Me enamoré de muchas figuras intelectuales imponentes como Marx, William Morris, William Hazlitt, Virginia Wolf, Raymond Williams y Edward Said. Todos ellos fueron muy importantes para mí.

Formaba parte de la academia, estudiaba junto a John Rawls y Hilary Putnam y Stanley Cavell y Martha Nussbaum y Martin Kilson y Preston Williams; después ingresé a Princeton donde compartí con Richard Rorty y Sheldon Wolin. Todas ellas figuras de gran importancia que me abrieron las puertas a la vida intelectual e hicieron añicos gran parte de mi parroquialismo. Y si bien nunca dejé de cultivar un amor como el de Jesús hacia el hombre negro, preocupado por el pobre y el trabajador, la academia me permitió ser parte de una conversación mucho más amplia.

C.L.R. James,  Du Bois, Nkrumah y otros; también Nandy y Ambedkar en India, la Hermana Roy de India. La estaba pasando de maravilla. Me agrada mucho estudiar, pero intento siempre usarlo como una herramienta de artillería para empoderar y dignificar a la gente común y corriente, sin importar quienes sean.

Tengo sumamente claro de que existen muchos elementos heterogéneos en la Biblia hebrea respecto al genocidio y al patriarcado de los que debemos tomar una distancia prudente, a pesar de la noción de Jesed, el “amor misericordioso de Dios”. La forma más elevada de comportarnos como seres humanos es difundir la bondad amorosa y el amor fiel hacia el huérfano, la viuda, el huérfano de padre, el huérfano de madre, el oprimido. Por eso siempre he creído que si voy a formar parte de lo que motivaba a Moisés – salvación y liberación –, debo ser críticamente duro no solo con el faraón, sino también contra el sistema que mantiene al faraón en su posición de poder.

Es la razón por lo que nunca me he sentido impresionado por las pirámides, porque los pobres y los trabajadores nunca pudieron ser enterrados dentro de ellas. Podían construirlas, sí, pero nunca ser enterrados en su interior. Soy bastante crítico de los faraones, sin importar su color o género. A pesar de sus construcciones de gran tecnología, cuando analizas su sistema social, dices, ‘No, yo estoy a favor de los pobres, de los trabajadores que las construyeron”. Y siempre son marginados, olvidados, invisibilizados. Con ellos yo solidarizo.

Lo primero que aprendí seriamente de las escrituras hebreas fue a ser solidario con los oprimidos. Igual que Jesús haciendo su entrada a la ciudad y expulsando a los cambistas. ¿Quiénes son los cambistas del imperio estadounidense? Wall Street, el Pentágono, la Casa Blanca, el Congreso, Hollywood, son los nuevos cambistas. Harvard, Yale, Princeton, son los nuevos cambistas. Jesús los expulsó a todos. Y eso fue motivo suficiente para que el imperio más poderoso de la época lo crucificara.  

En ese sentido se da lo que yo llamo la chispa profética en la escritura hebrea; desde Jesús, pasando por Mohama, en su propia manera profética, hasta Malcolm X, por ejemplo. Incluso muchos de mis hermanos y hermanas seculares, a quienes amo profundamente, tendrían que reconocer que su profunda solidaridad con los oprimidos, una vez que desmitifican los relatos, proviene de este amor, cuidado y preocupación por los vulnerables que eran recibidos por estas instituciones religiosas, incluso cuando dichas instituciones tendían a cometer violaciones. Y eso fue lo que, desde la tradición británica, R.H. Tawney, quien siempre ha sido mi héroe, planteó en libros como The Acquisitive Society,  Equality y  Religion and the Rise of Capitalism.

GB

Todo lo que dice me hace sentido. También me consideraría como cristiana y socialista. Como lo haría uno de mis grandes héroes, Tony Benn. Para mí no hay duda alguna de que no se puede lograr una transformación social colectiva sin algún tipo de transformación espiritual, no importa de dónde provenga la religión o la espiritualidad.

CW

Hay que ser muy honestos con la espiritualidad,  porque, como ves, una de las formas que tiene el capitalismo para reproducirse es por medio de la mercantilización de todos y de todo: crear aquellos hombres vacíos de los que hablaba T.S. Eliot, crear a estas criaturas moralmente vacías cuyo único sentido de estar en el mundo consiste en ser estimulados por el bombardeo incesante de mercancías. Por eso no tienen los incentivos para acceder a valores ajenos al mercado, como lo son el amor, la justicia, la solidaridad, el servir a otros, el arriesgarse por ayudar a otros, relacionarse con otros de igual a igual, no como superiores o inferiores.

Y no hay que olvidar, por supuesto, al Dr. Martin Luther King, un socialista democrático, otro gran ejemplo. Hay demasiados. O Reinhold Niebuhr, autor de Moral Man and Immoral Society, otro socialista democrático. Hemos tenido bastantes pensadores que fueron de gran importancia a la hora de intentar mantener viva la llama del amor y la justicia. Pero también la llama del amor por la belleza.

Y es precisamente porque tras 244 años de la forma de esclavitud moderna más barbárica, donde uno no puede siquiera aprender a leer o escribir, o no puede adorar a Dios sin que esté mediada por la supervisión de un blanco, donde el esclavo promedio muere a los veintiséis años,  que provengo de un pueblo en donde la forma dominante de espiritualidad era el amor por lo bello. Levantas la voz, te escabulles en plena oscuridad de la noche, bailando en círculos[1] tomados de las manos. Y cantas canciones tan bellas como Swing Low, Sweet Chariot and Wade in the Water, God Go Trouble the Water.

No era una respuesta racional; era artística. Era la manera en que como pueblo podíamos aferrarnos a algo hermoso y confrontar el terror y el trauma. Lo que Rainer Maria Rilke nos recuerda en sus poemas: cómo la belleza se convierte en la fuente de la resiliencia para hacer frente al terror y al trauma que se institucionaliza década tras década, tras década, por lo que la música se vuelve fundamental en la vida. El arte, en general, se vuelve trascendental para la vida. El amor a la verdad y el amor por la belleza y el amor por la justicia y, personalmente para mí, el amor por Dios, están interconectados.

GB

Usted menciona la idea de que inherente a cualquier concepto o formación, existe dentro de esta la semilla de su opuesto. Se puede ver, obviamente, en muchas religiones. Y definitivamente en el cristianismo primitivo. Pero también en el socialismo y los análisis que este hace al capitalismo al afirmar que está lleno de contradicciones que lo llevarán, irremediablemente, a su propia destrucción.

CW

Karl Marx se convirtió en uno de los más importantes profetas seculares del siglo diecinueve porque no solo se preocupó por el sufrimiento sino también porque aportó con un análisis, en su Crítica de Economía Política, a las estructuras en el espacio laboral que crean relaciones de poder asimétricas: jefes y trabajadores, capital y trabajo; esa lucha, esa lucha de clases, esa tensión entre clases, ese conflicto de clases.

En este punto,  Marx es bastante cercano a lo mejor de los pensadores románticos, él quiere que la individualidad florezca. Recuerda esa hermosa descripción en La ideología Alemana. Él no soporta la especialización, burocratización y dominación del trabajador común y corriente. Para él sus vidas tienen el mismo valor que la de cualquiera. Es una sensibilidad democrática radical que va en contra de lo establecido.

Marx y Engels estaban huyendo de las clases dominantes que los perseguían. Y ahora nos encontramos en un momento de contradicciones: catástrofe ecológica y catástrofes económicas. Las contradicciones pueden ser regionales en la Unión Europea, como lo señalas. Pueden estar vinculadas al estado nación. Pueden ser regiones dentro de un estado nación. Todas formas en que el capital se superpone al trabajo. Contradicciones que están atravesadas por diversas formas de patriarcado y prácticas supremacistas blancas.

En The Age of Empire (La Era del Imperio), el hermano Eric Hobsbawm nos recordó lo que fue el imperialismo. Los imperios estadounidense y soviético irrumpieron después de 1945 con la descentralización, y con el paso del tiempo, de la completa socavación del Imperio británico, el imperio donde nunca se pone el sol. ¿Quién habría pensado que el imperio llegaría a su fin? Todos creyeron que continuaría por siempre. El Imperio portugués pensó lo mismo durante bastante tiempo, también el español.

Ahora es el Imperio estadounidense el que está experimentando su decadencia, su debacle. Uno tiene que estar dispuesto a seguir las huellas y ver cómo el capitalismo depredador está conectado con estos imperios y los estados naciones y estos regímenes regionales y organizaciones, y también ver cómo se filtra a través de cada rincón y grieta de nuestros corazones, mentes y almas.

Este capitalismo depredador crea una mirada mercantilizadora del mundo, una mirada manipuladora, dominadora, estimuladora, preocupada más de la transacción que de la comunión. Siguiendo a Martin Buber, el Yo-Tú versus Yo-Ello. Ese Yo-Ello que le quitaba el sueño a Marx en sus manuscritos de 1844. ¿Cómo poder, efectivamente, trascender esas formas de alienación en el trabajo, la alienación de las especies, la alienación personal? Estas son nociones indispensables y enriquecedoras para cualquier plática seria que busque empoderar a las personas comunes y corrientes precisamente en el  momento en que la codicia está desatada en sus formas estructurales e institucionales.

GB

Acaba de hacer mención al Imperio estadounidense. Quisiera saber qué análisis hace respecto a las implicancias del rol que jugó en el sistema capitalista que favoreció la estructura de la sociedad estadounidense.

CW

Como bien solía decir el reverendo Martin Luther King, “Cuando arrojas bombas sobre Vietnam, también caen en los ghettos de Estados Unidos”. También caen sobre los blancos pobres de los Apalaches. Caen sobre los barrios (sic) de nuestros hermanos y hermanas de habla hispana. Caen sobre las reservas de nuestros queridos hermanos y hermanas indígenas. La relación entre la militarización en el extranjero y no tener recursos para generar trabajos, viviendas, atención médica, educación, sumado a la militarización de la seguridad interna del país, es directa.

Este es el problema que enfrentamos actualmente con la policía. La policía siempre ha significado una mayor amenaza para los más vulnerables, especialmente la gente de color, sin embargo, la militarización toma lugar bajo el régimen neoliberal y los departamentos de policía comienzan a parecerse cada vez más y más a unidades militares emplazadas en Bagdad. Enfrentas un delito menor y recibes una respuesta de tipo militar.

Fue lo que sucedió con Breonna Taylor: a mitad de la noche la policía llega a su casa derribando la puerta como si ella fuese miembro de la mafia y hubiese cometido algún crimen, como si realmente hubiese asesinado a alguien. Registran la casa buscando una bolsita de droga y terminan asesinándola; nadie se hace responsable, nadie asume el error. No se puede negar la relación directa entre la política extranjera, que es una actividad imperial, y la política doméstica que es de tipo corporativista.

Y obviamente el resultado no es otro que una clase trabajadora muy empobrecida que tiene como corolario un bombardeo espiritual que los persigue, y a sus hijos, porque apenas pueden acceder a esos valores no comerciales como la intimidad y la vulnerabilidad. Tienes que ser rudo todo el tiempo y estar dispuesto a posar y adoptar una postura como si estuvieras listo para pelear a cada segundo, porque el terreno es la supervivencia del más hábil.

Es tanto o peor que el darwinismo social, la supervivencia del más fuerte que planteaba Herbert Spencer, porque la supervivencia del más fuerte no es más que la amplificación de Trasímaco en la República de Platón. Todo es “la ley del más fuerte”. Todo es “la codicia es buena”. Todo es “dominación y manipulación”. Es parte de la seriedad de nuestro mundo. Es parte de la gélida oscuridad que Weber vislumbraba ya en sus obras. Enfocó la mirada más allá de los límites y no solo vio desencanto. Dijo que hay una gélida oscuridad en expansión gracias a la combinación de la mercantilización, la burocratización, la cosificación y la dominación, las que juntas crean la jaula de hierro para la especie humana.

Le pregunté a [Noam] Chomsky el otro día que tuvimos una magnífica conversación en el Progressive International, le pregunté, “¿Qué nos hace creer que como especie tengamos siquiera la capacidad de evitar la autodestrucción? ¿Por qué confiamos en que las personas comunes y corrientes tienen la capacidad de hacerse cargo de su propio destino, por qué confiamos en esta visión democrática tan radical?”. Por supuesto todas son preguntas especulativas, pero son justamente las preguntas que nadie quiere hacer. Decimos, “Bueno, en realidad no sabemos”. Miremos los antecedentes históricos. Son antecedentes de crímenes, insensateces y codicia, pero también son antecedentes de resistencia. Y es precisamente porque podemos hacer esas preguntas que nos hacemos más fuertes, más dedicados, más devotos para asegurarnos que tenemos alguna evidencia de que como especie podemos evitar la autodestrucción.

Como seres humanos somos capaces de gobernarnos en el lugar de trabajo. No necesitamos jefes. Podemos tener concejos de trabajadores. Podemos tener deliberación democrática. Podemos tener culturas democráticas que nos permitan aprender el uno del otro como lo hacemos con el jazz y hip hop, por un lado, el flamenco por otro, el rebético por otro: aprender de las canciones folclóricas que conmovieron a poetas como [William] Wordsword en sus primeros años radicales, a Robert Burns en Escocia. ¡Y aún no hemos llegado siquiera a los irlandeses! Lograr alcanzar ese tipo de vínculo humano profundo que no homogeneíza nuestra especificidad, sino que, por el contrario, utiliza nuestras diferencias para profundizar la comunión y la comunidad, en lugar de profundizar la dominación y subordinación.

GB

Nos convencieron de que la democracia representativa y el capitalismo van de la mano. Que tenemos democracia en el ámbito de la política, pero que debemos tener mercados libres en el ámbito de la economía; que ambos están separados y nunca deben juntarse.

CW

Y es ahí donde está la hipocresía. Porque los liberales vienen y nos dicen, “Nos preocupa demasiado la concentración de poder en la esfera política. Hemos superado a los monarcas, a los reyes y reinas. Debemos tener derechos y libertades. Debemos tener igualdad ante la ley”.

Coincido. ¿Pero y la concentración de poder en la economía? ¿Con las oligarquías, con los monopolios, los oligopolios? Son igual de dictatoriales. De manera que sí, estamos de acuerdo con los liberales en términos de asegurarnos de que no tengamos reyes ni reinas ni tampoco un poder en el ámbito político que no rinda cuentas. Pero al final terminamos con entidades casi monárquicas en la economía, ya sea global, nacional y regionalmente.

De manera que podemos decirle a los liberales “Ah, entonces no se toman tan en serio la libertad. Solo quieren que haya libertad para algunos pocos. Pensé que creían firmemente en la universalidad. Quieren que la selectividad esté atada a su clase”. Sería cierto, también, en términos de género y raza. Por esto es que Marx y otros que fueron críticos al respecto son voces indispensables.

GB

¿Cree que la democracia puede ser un arma en contra del capitalismo? ¿Cree que profundizando la democracia, ya sea en los partidos políticos, en nuestras instituciones sociales, en instituciones económicas, en los lugares de trabajo, en nuestras comunidades, que si profundizamos la democracia podemos comenzar realmente a erosionar el poder que dichos monopolios, oligopolios, banqueros, políticos y la clase dominante imponen sobre nuestras vidas?

CW

Formo parte de un pueblo negro cuyo himno es “alzar todas las voces”. Alzar todas y cada una. Y cuando escuchas las voces de aquellos que como Sly Stone cantan  Everyday People en cada uno de los procesos de tomas de decisiones y en instituciones que guían y regulan sus vidas, no van a elegir la pobreza. No van a escoger escuelas decrépitas. No van a escoger la carencia de asistencia médica. No van a escoger viviendas infestadas de ratas.

La democracia desde abajo toma muy en serio a aquellas voces mientras luchan contra la miseria y el sufrimiento social, y les permiten dar forma a sus destinos de tal manera que, he aquí, sus hijos podrían ir a escuelas de calidad como la clase dominante. Que sus madres y padres podrían tener salud como las élites. De manera que la democracia desde abajo es una amenaza para toda forma de poder jerárquico, ya sea en el ámbito de lo político o en el económico.

Es aquí, entonces, cuando la teoría se pone en práctica: cuando la gran imputación a la civilización capitalista estadounidense hecha por Eugene O’Neill en The Iceman Cometh, la más importante obra dramatúrgica escrita en Estados Unidos,entra en juego. O’Neill abrazó el anarquismo, como mi querido hermano Chomsky. Pero a diferencia de este, para O’Neill, como para Dostoievski, el ser humano, en su mayoría, escogería la codicia por sobre la libertad, incluso elegirían la posibilidad de unirse a los codiciosos de la élite, antes que arriesgarse a solidarizar  con los empobrecidos, porque sería más complicado. Es más fácil pensar que, de alguna manera, seremos el próximo Gates o Rockefeller.

De manera que nos guiamos por la codicia – que ha sido el proyecto estadounidense en cuanto a nuestra forma inconfundible de individualismo. Pero tanto O’Neil como Dostoievski tienen, sin duda alguna, una crítica hacia el ser humano. Ellos creen firmemente que preferiríamos escoger la autoridad por sobre la libertad. Que preferimos seguir al flautista de Hamelin en lugar de organizarnos y administrar nuestros espacios de trabajo. Parte del proyecto democrático radical, entonces, es mostrar que están equivocados. Aunque la batalla es compleja. Qué duda cabe.

Traducción: Francisco Larrabe (integrante Equipo Editorial – Revista Heterodoxia)

Publicado el 26 de octubre de 2020 en https://jacobinmag.com/2020/10/cornel-west-commodification-spirituality-race-oppression-democratic-socialism?fbclid=IwAR3P9mSweYgLz2IdhOsCU0Ns3eDRxnA3RRYjsIvsOCMQuK22a6uGIRZMf2I


[1] Ring Shout, en el original. Consistían en círculos formados por los esclavos que tomados de las manos daban vueltas y cantaban a mitad de la noche.

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