En concreto, ¿qué es “la economía”?

En este artículo la editora de la organización inglesa sin fines de lucro Economy, Ellie Clayton, explica qué es realmente “la economía”. Dicha organización realiza campañas para que la economía sea menos confusa junto con producir contenido sobre economía que sí les interesa a las personas. Encuentra más contenidos aquí.

¿Qué es la economía? Si buscas en un diccionario, una de las definiciones en Diccionario Google es “la riqueza o recursos de un país o región, especialmente en términos de la producción y consumo de bienes y servicios”. Si me preguntan, no aclara absolutamente nada.

Cuando los políticos y los medios hablan de economía, hablan de bienes, de crecimiento, de tratados comerciales y números. Hablan de algo intangible, como si necesitases de un doctorado para entenderlo a cabalidad. En vez de permitir el debate, la economía se utiliza para dar por terminada una discusión. Recuerda los debates que has tenido con tus padres, o tu tío sabelotodo, o algún compañero de escuela. “Es malo para la economía”, van a decir. Fin de la discusión.

La organización benéfica para la que trabajo, Economy, está intentando encontrar una manera más estimulante de hablar sobre economía. Conversamos con más de cinco mil personas para descubrir qué piensan ellos que es la economía. Al principio la mayoría dijo “dinero”. Cuando les pedimos que exploren sus sentimientos respecto al tema – que digan en qué color piensan cuando piensan en economía, o cómo la dibujarían – ellos dijeron “negro”. “Un circulo grande, pero no sé qué hay dentro de él”, dijo uno de los entrevistados. “Quizás un hoyo negro”.

Las personas con las que hablamos perciben la economía como distante, como si fuese algo sobre lo que no tienen control. Una muchacha a la que entrevistamos dijo: “Para mí es algo que está alejado del contexto en que vivo. Me hace pensar en políticos hablando en una habitación. Y de verdad no lo relaciono con cómo me va a afectar”.

Y ahí radica el problema: Nos sentimos angustiados e inhibidos de hablar de economía porque creemos que no sabemos lo suficiente al respecto.

Pero la economía es sobre nosotros, ¿cierto? Cuando postulas para un trabajo, aprendes una habilidad, compras un trago, o vas de viaje, estás tomando decisiones que le dan forma a la economía que te rodea. Así es que si las demás personas, y si nosotros, fuésemos más confiados respecto a cómo esta se articula, podríamos dar pie a una conversación más amplia en cuanto a cómo debería ser nuestra economía.

Sin duda que existen maneras de pensar la economía que cobran sentido para nuestras propias vidas. Una tiene que ver con nosotros como personas: la manera en que tomamos decisiones, lo que nos motiva. Una tiene que ver con el dinero que ganamos, lo que es valioso, cómo lo gastamos. Una está relacionada con las sociedades donde vivimos, qué tan iguales o desiguales son, cómo se financian nuestros gobiernos, qué mundo estamos dejando para las futuras generaciones. Tal vez si categorizamos la economía de esa manera – alejándonos de nosotros como individuos – todo comenzaría a encajar en su lugar.

La economía es simplemente el efecto acumulativo de la manera en que tú y las personas que te rodean viven sus vidas.

Los economistas hablan del “homo economicus”, de racionalidad, oferta y demanda, y comportamiento humano. Al comprender la manera en que los humanos actúan, pueden hacer presunciones y predicciones de lo que podría pasar en, digamos, una crisis financiera. Están hablando sobre ti. Sí, se trata de dinero – lo que compras y cuánto gastas – pero también es sobre otras opciones, tus valores, lo que esperas de ti mismo y otras personas en la sociedad. Entender tu importancia en la economía permite que te des cuenta del poder que las personas tienen en realidad. Toma por ejemplo el boicot a Uber el 2017: un grupo de individuos se reunió y ejerció su poder económico individual como grupo y lograron cambios.

Se trata de cómo está distribuido el trabajo en tu hogar.

Dato curioso: Según Merriam-Webster, la palabra “economía” proviene de “oikonomos”, que en griego significa “el que administra un hogar”. Cualquiera sea el hogar: el ideal suburbano de 2.4 hijos, tu departamento o viviendas para ancianos y personas en situación de discapacidad1, tienen su propio sistema para dividir el trabajo, proveer recursos e intercambiar habilidades.

Sin embargo, la economía es aún más complicada que aquello. Mucha de la actividad económica que se lleva a cabo en el hogar, desde la crianza de los hijos al cuidado de los ancianos, no es contabilizada cuando las personas hablan de cuán productiva o exitosa es la economía. Es lo que se conoce como economía escondida: la de los cuidadores. Realizan tareas o labores por las que no reciben paga. Comprender la carga que algunos de nosotros llevamos – una carga que literalmente mantiene al mundo funcionando (los escuchamos, padres) pero que no figura en el concepto normal de trabajo económico – nos ayuda a tener una mejor comprensión de las conversaciones que escuchamos a diario, como la de la brecha salarial.

Y también se trata de las decisiones que tomas cuando vas a trabajar.

Cuando los economistas hablan de trabajo, hablan de mercado laboral, salarios, pensiones y desempleo. Pero tu decisión de ir a trabajar es solo una elección que tomas respecto a cómo vas a vivir la vida que deseas. Es tu medio de vida.

¿Vas a ir a trabajar a una fábrica o montarás tu propio negocio? ¿Asistirás a la universidad o empacarás todo y viajarás en una van vendiendo collares hechos de conchas marinas? Se supone que en última instancia se trata de tu decisión, sin embargo, existen importantes factores económicos en juego: tu acceso a la educación, por ejemplo, expectativas sociales, qué tipos de trabajos hay cerca de tu vecindario, lo que tus familiares y amigos esperan y quieren que hagas. Comprender las limitaciones de tus elecciones y las de otros cercanos a ti puede ayudarte a moldear tu economía. Si te molesta que puedas pagar tus estudios universitarios pero una compañera de clases no, vas y averiguas a quién debes hacer lobby.

La economía tiene que ver con cómo eres tratado en tu trabajo.

Cuando realizas un trabajo, hay muchos factores que determinan tu experiencia respecto a este. Cuando los economistas hablan de regular el lugar de trabajo, salario igualitario y sindicatos, lo que están haciendo es encontrar maneras de poner en discusión la estructura de poder dentro del lugar de trabajo.

En un típico lugar de trabajo jerárquico, tu jefe tiene el poder de determinar cómo será tu ambiente de trabajo: pueden crear y cortar puestos de trabajo, dictar cuánto será tu paga, cuántas horas trabajas. Pero también existen regulaciones, impuestas desde arriba, para asegurar que recibas un salario mínimo, o que se proteja tu salud y seguridad. Si piensas que se te trata injustamente, muchas industrias tienen sindicatos, que en su forma más sencilla son solo el modo en que los trabajadores usan su poder colectivo para recuperar parte del control sobre sus jefes.

Comprender el rol del poder en el trabajo nos ayuda mucho a entender cómo funciona nuestra sociedad.

También es el dinero que tienes en tus bolsillos.

Tasas de intercambio, liquidez, activos: A veces se piensa que el dinero es la parte más confusa de la economía. Todos los sistemas financieros han surgido para facilitar el movimiento de dinero alrededor del mundo; los bancos centrales (como la Reserva Federal en los Estados Unidos) existen para controlar cuánto vale realmente tu dinero.

El dinero es en realidad solo el balance en tu cuenta bancaria. Te permite comprar la ropa que quieres o el alimento que llevas a la mesa. No existe ninguna ley que diga que sean únicamente los gobiernos quienes controlan el dinero, y las monedas alternativas que siguen apareciendo en todas partes nos lo recuerdan y desafían la manera en que pensamos sobre esos trozos de papel verde. Tomemos el caso de Bitcoin: la moneda no está controlada por un banco central y no fluctúa dependiendo de la contingencia global.

Pero la economía se trata también de cómo nosotros, como sociedad, nos comportamos como un todo.

Los términos que emplean los economistas para comprender a nuestra sociedad: “movilidad social”, “inequidad”, “clase socioeconómica”, todos lidian con el hecho de que no todos nosotros empezamos desde el mismo peldaño de esta escalera imaginaria que ellos evocan. La inequidad afecta al rol que las personas juegan en el lugar de trabajo, en la sociedad, incluso en la política.

Una de las maneras más tangibles de pensar el rol que la sociedad juega en nuestro poder económico es pensar en el derecho a voto de las personas. Hay actualmente 72 países en el mundo que criminalizan las relaciones homosexuales, amenazando la seguridad de una persona LGBTQ en el lugar de trabajo y generando incomodidad en su derecho de participar en la conversación respecto a cómo debería ser la economía. Son pocos los lugares en el mundo en donde las mujeres podían votar antes del 1900, y la primera mujer que votó en Arabia Saudita lo hizo el 2015. La historia de las infracciones a los derechos de los votantes en Estados Unidos es histórica, con tácticas discriminatorias usadas para restringir a ciertos grupos el acceso a la papeleta, incluso después de que habían ganado el derecho legal para votar. Al restringir el derecho de voto a las personas estás restringiendo su voz o su capacidad para moldear la economía, aún cuando siguen desempeñando un papel importante dentro de esta al ir a trabajar, pagar impuestos y contribuir socialmente en todos los modos posibles que se nos ha dicho que podemos hacerlo.

Y por supuesto, la manera en que se comporta nuestro gobierno.

Es sumamente importante que hayamos alcanzado el derecho a tener opinión en lo que hacen los gobiernos porque tienen un rol demasiado importante en nuestras vidas. Cobran impuestos, proveen servicios públicos, tienen la tarea de proteger nuestros derechos en el lugar de trabajo. Probablemente sean los agentes más importantes en nuestra experiencia con la economía. Pero el alcance del rol que deberían jugar siempre está sujeto a debate.

El rol del gobierno es una de las grandes diferencias que separan a los liberales de los conservadores. Un conservador podría plantear reducción de impuestos, menores regulaciones estatales al comercio y dejar que el mercado haga lo suyo, por ejemplo. Alguien de la izquierda podría sostener que debemos asegurarnos que los más ricos paguen más impuestos, que el gobierno debería ser capaz de controlar el funcionamiento del comercio, y que además debería tener una mayor función en cuanto a servicios vitales, como escuelas, servicios de salud y prisiones.

Cuando las personas debaten por el plan de impuesto de los republicanos, por ejemplo, es de esto de lo que están hablando: del rol que juega el estado en la economía y de qué manera impactarán en nuestras vidas los cambios que lleven a cabo.

Pero incluso es más importante que aquello. Es sobre cómo tratamos a nuestro mundo.

La economía en la que estás inmerso es más grande que tu gobierno. Hay decisiones que se toman y que afectan nuestras vidas todos los días por organizaciones internacionales que son responsables del comercio y la seguridad (como la Organización Mundial del Comercio (WTO por sus siglas en inglés) y la OTAN). Después está internet y los medios sociales, los que hacen que el mundo parezca más pequeño que hace, digamos, 100 años. Puedes comprar cosas que fueron hechas a 100.000 millas de tu país y trabajar con personas que han recorrido el mundo entero para llegar hasta allá. Este mundo globalizado en el que vivimos nos acerca unos a otros mucho más. Pero todo esto genera grandes interrogantes: ¿Permitir que las empresas comercialicen libremente fuera de las fronteras nos hace más ricos a todos, o deja mucho poder en manos de las corporaciones? ¿Cuánto deberíamos gastar en ayuda internacional? Y la eterna gran pregunta: ¿La migración es buena o mala? De qué lado estén tus argumentos, depende de tus valores.

Pero la economía también es más grande que todo aquello. Tiene que ver con los recursos que tenemos disponibles para nosotros y el cómo pensamos acerca del planeta. Si nuestras economías siguen creciendo como lo han hecho hasta ahora, ¿nos quedaremos sin recursos? Es hora de repensar qué podría significar “la economía”.

Y “la economía” es también lo que va a suceder cuando ya no estemos.

Es importante asegurarse de que el planeta esté bien más allá de tu amor por las flores y los árboles. Es importante comprender qué opinas respecto a la desigualdad, o tus propios valores, o los valores de otros. Se trata de darle forma al mundo que quieres heredarles a las futuras generaciones.

La manera en que comprendemos la economía hoy en día tiene un impacto directo en el mundo que creamos para mañana. ¿Pero cómo podría lucir ese mundo? ¿Acaso todos nuestros trabajos serán reemplazados por robots, y si así fuese, cómo sobreviviremos sin trabajar? Son preguntas importantes y aterradoras, pero tenemos el derecho de hacerlas y tratar de entre todos dar una respuesta.

1 Sheltered accommodation, en inglés. En algunos países, como Inglaterra o Irlanda, consisten en pequeñas viviendas sociales para que personas de tercera edad y/o en situación de discapacidad puedan vivir de forma independiente en un ambiente seguro y en donde se comparten algunas instalaciones y cuidadores.

Traducción: Francisco Larrabe – Equipo Editorial Revista Heterodoxia

Publicada el 10 abril 2018 | https://www.teenvogue.com/story/what-the-economy-really-means

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