Apagón espiritual en Estados Unidos: Elección 2016

El rasgo más aterrador de la melancolía cívica que se vive hoy en Estados Unidos, es el que concierne al colapso de la integridad, la honestidad y decencia: un innegable apagón espiritual de grandes proporciones. El lamentable espectáculo de la elección presidencial no es ninguna sorpresa. Por el contrario, la catástrofe neofacista llamada Trump y el desastre neoliberal llamado Hillary Clinton son símbolos previsibles de nuestro apagón espiritual. Trump desplazó a un inerte establishment conservador al desatar un alarmante desprecio por las élites liberales y ciudadanos de color vulnerables – y los principales medios de comunicación siguieron cada uno de sus pasos (¡incluso sus tuits!) en su búsqueda por aporte financiero. Clinton, por su parte, puso al descubierto a un deshonesto establishment liberal injusto con Bernie Sanders y obsesionado con ganar a cualquier costo – y los medios masivos decidieron inclinarse hacia el lado del dinero.

En resumidas cuentas, el gobierno del Gran Dinero y su consiguiente cultura de la codicia y mendacidad nos ha llevado a nuestro gran momento de apagón espiritual. Platón, fundador de la filosofía Occidental, previó este escenario. En ‘La República’ – la crítica más profunda al régimen democrático que se ha visto en la historia – sostiene que las democracias producen un tipo de ciudadanos de pasiones descontroladas e ignorancia profunda manipulados por élites codiciosas y políticos mentirosos. El resultado es la tiranía – el gobierno de un hombre poderoso impulsado por los apetitos, la corrupción y el secretismo. No hay ninguna duda de que Trump encaja mejor con la descripción que Clinton. Sin embargo, neoliberales como Clinton son en parte responsables por la rabia y angustia que sienten algunos partidarios a Trump; especialmente aquellos ciudadanos blancos, varones, pertenecientes a la clase media trabajadora que han sido devastados por políticas económicas neoliberales como la desregulación, el NAFTA y la protección a Wall Street. La feroz xenofobia dirigida hacía las mujeres, mejicanos, minusválidos, gays, musulmanes, judíos y negros es el único defecto de la campaña de Trump. Además, el gobierno del Gran Dinero en un Estados Unidos capitalista le resta importancia a los efectos catastróficos que provoca el calentamiento global, la pobreza y los drones que asesinan a gente inocente – puntos en común entre Trump y Clinton.

Por más de un siglo, la mejor respuesta que encontró la crítica de Platón a la democracia ha sido la de John Dewey, quien afirmaba que los valiosos y frágiles experimentos democráticos deben exigir un elevado estándar en el ejercicio democrático del arte de gobernar (responsabilidad pública, protección de los derechos y libertades, como también responsabilidad personal encarnada en un estado de derecho justo) y especialmente en el espíritu democrático (integridad, empatía y un maduro sentido de la historia). Para Platón, los regímenes democráticos colapsan debido al alma servil de ciudadanos impulsados por el hedonismo y narcisismo, la mendacidad y la corrupción. Dewey contra argumenta que este tipo de apagón espiritual se puede superar fortalecimiento la educación democrática y los arquetipos de valentía sustentados en la difusión del pensamiento crítico, la compasión moral y humildad histórica. La elección de 2016 plantea una pregunta peligrosa: si es que acaso el desafío que Dewey planteó a la crítica de Platón puede llevarse a cabo.

Sin embargo, Clinton no es partidaria de lo que plantea Dewey.  No hay ninguna duda de que si se convierte en la primera mujer presidente de Estados Unidos – aunque yo prefiero a Jill Stein del Partido Verde –, será inteligente, incluso brillante, en el cargo. Pero al igual que su predecesor, Barack Obama, ella promueve las mismas políticas neoliberales que aumentan la desigualdad y polarización política que engendrarán al próximo Trump. Más importante aún, ella apoya a figuras como Trump en el extranjero, ya sea en Arabia Saudita, Honduras, Israel, o Siria – figuras partidarias de políticas xenofóbicas y militaristas que son preocupantes. Este espíritu neoliberal sustentado en la fuerza, el dinero y en bombardeos, nos harán caer más profundo aún en nuestro apagón espiritual. Por el contrario, necesitamos un espíritu democrático basado en la sabiduría, la justicia y la paz – el anhelo de valientes luchadores de la paz como Martin Luther King Jr., Abraham Joshua Heschel, Edward Said y Dorothy Day. Estos sueños permanecen inactivos en este oscuro momento, pero el despertar democrático y espiritual se ha puesto en marcha entre los que ya están listos, especialmente aquellos de la generación más joven.  

Dr. Cornel West es Profesor de Religión y Estudios Africanos en Princeton University. Activista, autor, y crítico social, ha escrito muchos libros, incluyendo: Race Matters, Democracy Matters: Winning the Fight Against ImperialismEthical Dimensions of Marxism, y Hope on a Tightrope: Words and Wisdom.

Publicación original: 5 noviembre 2016 | www.bostonglobe.com/opinion/2016/11/03/spiritual-blackout-america-election/v7lWSybxux1OPoBg56dgsL/story.html

Traducción: Francisco Larrabe

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