Santiago Ramos

Santiago Ramos, o la incesante repetición de la historia como tragedia

 

por Beatriz Silva

Las características principales de la figura, así como los escritos de Santiago Ramos que exponemos aquí, provienen del detallado estudio sobre su persona, realizado por Vasco Castillo y Camilo Fernández: Castillo, Vasco; Fernández, Camilo (2017) Republicanismo Popular, Escritos de Santiago Ramos, <>, Editorial LOM, Santiago de Chile.

“Todos los hombres son hermanos.

Donde la igualdad no existe, la libertad es mentira. 

La sociedad no podría subsistir sino por la desigualdad de las aptutudes y la diversidad de las funciones; pero aptitudes superiores no deben conferir mayores derechos: imponen sí mayores deberes. 

Este es el principio de la igualdad: LA ASOCIACION ES SU FORMA NECESARIA. 

El fin de la asociación es de llegar a la satisfacción de las necesidades intelectuales, morales y materiales de todos, por medio del empleo de sus aptitudes diversas, y el concurso de sus esfuerzos. 

Los trabajadores han sido ESCLAVOS, han sido SIERVOS, hoy son ASALARIADOS: es necesario hacerlos llegar al estado de ASOCIADOS. Este resultado no podría conseguirse sino por la acción de un poder democrático. 

Un poder democrático es el que tiene la soberanía del pueblo por principio, el sufragio universal por origen, y por fin, la realización de esta fórmula. 

LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD

Los gobernantes son, en una democracia constituida, no son sino, mandatarios del pueblo: por consiguiente, deben ser respetables y revocables.”

Santiago Ramos, Cartilla Republicana, 1846, Diario El Pueblo

Santiago Ramos, el “Quebradino”, fue un tipógrafo que tuvo una vida pública como redactor del diario “El Pueblo” entre 1844 y 1846, en Santiago de Chile. Proveniente de la Quebrada de Alvarado, en Olmué, fue reconocido, al menos por un tiempo, como un prominente literato, para ser rechazado más tarde, como consecuencia de su radicalización política, siendo denostado al mismo tiempo, por sus características físicas.

Cercano a las ideas de fraternidad de Francisco Bilbao, apoyará también, como este último, una todavía imposible igualdad entre hombres y mujeres. Será, además, discípulo del venezolano Simón Rodríguez, por quien aprenderá los elementos básicos del socialismo oweniano, también recogidos por Marx. Y si bien, en Chile las condiciones laborales de la época de Ramos no se asemejaban a las del incipiente capitalismo inglés, existían igualmente condiciones de explotación y servidumbre para todas las personas del “cuarto estado”: es decir, artesanos, campesinos y peones… 

Mientras los artesanos vivían de la producción manufacturera a pequeña escala, los campesinos y sus familias habitaban el campo, usualmente en los terrenos de algún patrón al cual se veían sometidos él, su mujer en mayor medida, y también sus hijos e hijas. Los peones por su parte, tenían algo de “libertad” y podían moverse en búsqueda de trabajos esporádicos y comida, siempre que nos los acusaran de vagabundaje y fuesen sometidos a azotes… La época de Ramos era, así, de sumisión y sujeción del pueblo. Es decir, de todos y todas aquellas que, como en la antigua Atenas y en Roma, hubiesen sido considerados pobres libres o servidumbre esclava, carentes de propiedad y libertad para participar de la polis; o bien, hubiesen sido parte de “los comunes”, esos y esas que, ante todo, no tienen, por sí mismos, derecho a la existencia.  

Ramos era de aquellos que tienen que ganarse, día a día, el derecho a la vida, y que, por medio de esa lucha, van perdiendo también otras posibilidades de participación en el espacio público. Ramos sabía que, en la época que vivió -y aún en nuestra época-, por mucho que se hablara de democracia, era –y es- la oligarquía la que gobernaba. En la democracia, sin embargo, quien gobierna es la mayoría, que siempre es, como lo pensara Aristóteles, el pueblo trabajador de pobres libres, de los y las que no tienen propiedad. 

A través de la figura de Ramos queremos destacar también, nuevamente, las diferencias en los conceptos de libertad liberal y libertad republicana y democrática. Esa libertad que, como decía el Quebradino en uno de sus escritos en el diario El Pueblo, es mentira sino coexiste con la igualdad. Esa libertad, que, de haber sido cierta, hubiese resguardado y recordado también las vidas de ese pueblo mestizo y pobre, sin propiedad y sin apellido.  

Tomando la figura de Ramos hemos querido ejemplificar lo que el liberalismo confunde, privilegiando la ausencia de reflexión sobre la vida privada y divinizando la supuesta libertad basculante de la acción individual; ocultando las relaciones de poder en el hogar y en el trabajo, sin reconocer la desigualdad estructural en la sociedad; ese que prefiere un Estado policial, que uno que se oriente hacia la solidaridad/fraternidad/sororidad para generar justicia… 

Ese es el mismo Estado pseudo-democrático que observara Santiago Ramos; porque al fin y al cabo y a pesar de las confusiones históricas y los matices y dudas que puedan generar ciertas épocas, el estallido social nos ha permitido vislumbrar, ayer como hoy, al “rey desnudo” de la lucha de clases. 

En el Chile de hoy, en que el estallido social nos ha devuelto la alegría y el orgullo de reencontrarnos en la palabra pueblo y como clase trabajadora, hemos querido recordar en la figura de Santiago Ramos, quién muriera olvidado en su quebrada y quién, a diferencia de otros rebeldes con más estatus, no lograra salir incólume de sus rebeldías… 

El Quebradino simboliza a los y las muchas que, durante esa época, no tuvieron voz, ni reconocimiento y que hoy han salido a gritar fuerte y claro, que ya no están los tiempos para el olvido, que hoy los medios no son limitados, que hoy todas y todos podemos articular opciones mejores y luchar contra el sesgo impuesto por las lecturas erradas y malintencionadas de los que todo han tenido.

Hoy queremos recordar a ese Chile que despierta y nos devuelve la Dignidad a todos, todas y todes los desherados de la historia.

“Si no es verdad que los Condes ministeriales de vigotes y perillas, no han hecho, ni jamás harán nada por los pueblos ¿a qué no invitan a vuestro gobierno a promover escuelas políticas para el pueblo? A qué el ministerio no da, ni permite el conocimiento de los deberes y derechos del ciudadano? No será porque hay una verdadera usurpación? Por qué las clases de los cuerpos cívicos y de línea no ascienden a oficiales y se los presentan caballeros? A qué las insuficientes escuelas primarias están en el mayor abandono que puede darse? A qué no se visitan jamás, ni se enseña en ellas, lo que debe en Repúblicas? ¡Aresanos! ¡ilustraos os dice la Oposición! –Continuad con la constitución en mano las asociaciones que el gobierno, contra vuestros derechos, os izo suspender –continuadlas y si os hace resistencia, marchad de frente y lo veréis enemigo- así os aconseja el que no quiere engañar –este es el lenguaje de la verdad – si vosotros queréis lo sereis TODO –sin fiaros de nadie- este es el de la justicia.

DEJAOS DE CONTUS”

Santiago Ramos, “Viva la Democracia”, 1846, Diario El Pueblo